domingo, 5 de mayo de 2013

JUEGOS: DÍA 2



Amanece en el segundo día de Juegos. La noche ha transcurrido sospechosamente tranquila, sin ningún sonido de cañón interrumpiendo el silencio nocturno. En la sede del Capitolio, los patrocinadores se amontonan para favorecer y ayudar a sus tributos favoritos a hacerse con la victoria.
Los ciudadanos del Capitolio tienen ganas de emociones y los Vigilantes tratarán de contentarlos.
                                
Beetee, que estaba de guardia, despierta a Jane con la salida del sol. Recogen sus cosas y deciden ir a buscar comida. Se encuentran a las orillas de un enorme lago helado y deciden probar suerte en él. Jane pica el hielo con la lanza para hacer un agujero, procurando no quebrarlo y  así no caer al agua helada que hay debajo. Mientras tanto, Beetee, con unas ramas, la cuerda de su abrigo que ajustaba la capucha, algunos insectos que encuentra entre la hojarasca, y su ingenio, construye una rudimentaria caña de pescar para conseguir comida.

Leeg1 se despierta alarmada cuando un rayo de sol le da en los ojos. Contra su propósito, se había quedado dormida. Se maldice ha sí misma. Tenía suerte de que nadie se había acercado. Después de comprobar que el arco y las flechas siguen con ella, se mira cuidadosamente la herida. Ya no sangraba, pero podría volver a abrirse con un movimiento brusco. Iba a ser un impedimento para usar el arco. Decide ponerse un poco más de nieve y salir a explorar. Necesita alimento.

Rue no había podido dormir aquella noche después de descubrir que Carasorra estaba muerta y presenciar la muerte de Lyme a manos de Annie. Baja al suelo cuando ya hay la suficiente luz y coge los cuchillos que llevaba Lyme y que Annie dejó. Una vez armada, no se siente tan indefensa, y decide explorar el bosque, saltando de rama en rama como aprendió en su distrito. Encuentra algunos frutos que reconoce y se sienta en lo alto de un árbol a comérselos.

Gloss se despierta descansado. Había dormido bien guarecido entre las rocas y con el saco de dormir. Guarda el saco en la mochila y tras coger la espada se pone en marcha siguiendo el curso del río. Por ahí encontraría algún tipo de alimento con seguridad, y con suerte también encontraría a Gale para darle caza.

Annie no había pegado ojo en toda la noche. Seguía viendo la mirada de Lyme cuando la atravesó con su lanza. Había huído de allí en cuando había visto la sangre saliendo del cuerpo de Lyme. Había corrido hasta que la oscuridad le había hecho imposible ver donde pisaba y se había acurrucado bajo un árbol. No sabía ni donde se encontraba, pero no quería salir de allí. Durante la noche había escuchado unos rugidos, pero no estaba segura de sí se los había imaginado o eran producto de su imaginación…

Nashvella y Gale tampoco habían dormido bien. Se habían turnado para hacer las guardias, pero estaban demasiado nerviosos para relajarse y descansar. Con el sol, los dos se habían recogido sus cosas. Decidieron andar a la orilla del río, siguiendo el sentido de la corriente. En eso están cuando un crujido les sorprende y un árbol, vencido por el peso de la nieve que tenía encima, se troncha y cae sobre Nashvella, impidiéndole respirar. No sabía cuanto tiempo aguantaría Nashvella ahí debajo, por lo que Gale hace lo único que se le ocurre. Intentar levantar el tronco a pulso. ¿Habría adquirido la fuerza suficiente trabajando en las minas?

Titus tampoco había dormido. Se había pasado la noche entera caminando. Estaba exhausto pero no se arrepentía de haber continuado. Durante la noche, además del cañonazo, había escuchado otra serie de ruidos extraños que relacionaba con alguna clase de bestia a la que no le gustaría encontrarse. Tras un rato más andando, su cuerpo le exigió detenerse y tras cerciorarse de que estaba en un entorno seguro, se sentó a descansar.

Andrew reanuda su marcha siguiendo el rastro de sangre dejado por Leeg1. Pero no sabe que otro tributo está siguiendo el suyo. En un momento que se detiene a descansar y a tomar un poco de nieve para calmar la sed una voz le sorprende por detrás. Al girarse, descubre a Finnick apuntándole con el tridente. Tras un cruce de miradas de desafío, inician la batalla. Andrew ataca con su espada a Finnick, pero no consigue más que causarle pequeños rasguños porque éste detiene sus golpes con el tridente. Los dos están en forma, por lo que el duelo se prolonga durante bastante tiempo. Finalmente, Andrew falla. No pone la fuerza suficiente en su estocada y Finnick le desarma con un golpe del tridente. Después le golpea en las piernas para tirarle al suelo. Andrew cae boca arriba y nota como las puntas del tridente de Finnick le rozan amenazadoramente el cuello.

Clove baja de su árbol con agilidad. No había visto a nadie por la noche, lo que en el fondo lamentaba. Ya tendría su oportunidad de llevarse la vida de alguno de sus contrincantes… Camina sin miedo por el bosque, en silencio, alerta a cualquier movimiento. Con la velocidad del rayo lanza repentinamente su cuchillo y se acerca orgullosa a su presa muerta. Un conejo. Ya tenía comida para el día.

Johanna había salido a cazar. Estaba acostumbrada a moverse por el bosque gracias al estilo de vida que había llevado en su distrito y sabía reconocer rastros de animales. Había uno que le preocupaba. Había visto muchas ramas rotas, y huellas que se correspondían a algún animal grande. Se detuvo en seco al oír un fuerte resoplido detrás de ella y se giró lentamente. Había encontrado a la bestia. Frente a ella se alzaba un oso tres veces más grande que ella, con fuertes patas afiladas garras y enormes colmillos. La bestia se abalanzó sobre ella sin apenas darle tiempo a reaccionar y la tumbó en el suelo. Johanna notaba el aliento de la bestia en su cara mientras intentaba morderla. Notaba su hacha engancha en el pantalón, pero no podía cogerla porque tenía ambas manos sujetando el hocico de la criatura y manteniéndolo alejado de su cuello…

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Leeg1 camina entre las rocas. Por culpa de la herida, le costaba más apuntar con el arco, pero había conseguido cazar un pequeño roedor. Está agazapada contra la roca apuntando a una especie de marmota cuando el ruido de un cañón en la cercanía la sorprende y ahuyenta al animal. Hay alguien cerca. Coge su caza, el arco, las flechas y echa a correr alejándose de ahí.

Johanna sigue forcejeando con la bestia. Mueve la cabeza hacia los lados para evitar los dientes del animal. No tiene más opción que arriesgarse a coger el hacha. Intenta mantener la distancia con el animal con una sola mano, pero no es suficiente. Cuando cierra los dedos alrededor del mango del hacha, nota como los dientes del animal atraviesan su piel. Clava su hacha repetidas veces en el cuerpo de la bestia hasta que no le quedan fuerzas para sostenerla.

Clove estaba sentada comiendo el conejo que había cazado y cocinado en un fuego cuando oye el cañonazo. Recoge sus cosas y se aleja de allí. Rue que también lo ha oído, reanuda sus saltos de árbol en árbol. Ambas han oído los rugidos y están alerta.

Gale nota las gotas de sudor cayéndole por la espalda. Le duelen los brazos del esfuerzo, pero apenas ha conseguido mover el tronco. Nashvella sigue debajo aplastada, luchando por respirar. Apenas le queda tiempo. Con un último esfuerzo, Gale hace acopio de todas sus fuerzas y consigue elevar el tronco lo suficiente como para que Nashvella se arrastre fuera de su alcance. Se queda tumbada en el suelo tratando de recobrar la respiración y le da las gracias a Gale de forma entrecortada.

Finnick limpia el tridente en la nieve con la cara inexpresiva y se aleja del cuerpo sin vida de Andrew para que un aerodeslizador se lo lleve. Le había matado de forma limpia, atravesándole el cuello, sin darle tiempo a sufrir. Retoma su camino por entre las rocas, buscando un refugio para la noche y algún alimento que llevarse a la boca.

Beetee y Jane han conseguido tres peces con su rudimentaria técnica y deciden quedarse allí un par de días más, ya que no ven señales de ningún tipo de peligro.
Titus sigue descansando tras su caminata nocturna y se alimenta de unas moras que ha encontrado.

Gloss localiza el rastro de Nashvella y Gale caminando por el río y sonríe para sí. Mañana les alcanzaría.

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